El énfasis
actual en el cumplimiento de las normas y la evaluación del rendimiento ha resultado en que las escuelas tuviesen que recurrir
a las horas adicionales del día escolar como un periodo utilizable para el
desarrollo de las habilidades académicas de los niños (ya lo proponía así el National Institute on
Out-of-School Time, desde 2001).
Anteriormente, los directores y maestros se inclinaban
a enfocarse en los programas extracurriculares como una manera de proporcionar
supervision a niños con padres que trabajaban en las horas anteriores y
posteriores del horario normal del día escolar.
Tras realizar una investigación
denominada: “Efectos
academicos de programasextracurriculares (Academic Effects of After-School
Programs)”, publicada por ERIC Digest., (ver http://www.ericdigests.org/2002-3/efectos.htm) se revalorizo la importancia de
las actividades extracurriculares.
La investigación ha justificado las inquietudes de los
educadores respecto a los niños no supervisados durante las horas
extra-escolares, quienes podrían sufrir una variedad de consecuencias negativas
relacionadas a su desarrollo, especialmente si vienen de circunstancias de alto
riesgo.
Preocupa el que pocos niños asisten a programas
extracurriculares. El 14% de niños de escuela primaria asisten a programas
formales extra-escolares, comparado con el 27% de niños cuidados por parientes
o proveedores familiares de cuidado infantil tras los horarios del día escolar
(Brimhall, Reaney & West, 1999). La mayoría de las familias que necesitan
cuidado para sus hijos de escuela primaria dependen de una
"ensaladilla" semanal de programas, clases, actividades estructuradas
y el auto-cuidado. Aunque se hayan incrementado recientemente tanto los fondos
del gobierno federal como los de fundaciones privadas para programas
extracurriculares, la investigación indica que no hay suficientes programas
disponibles para satisfacer la demanda (Halpern, 1999; National Institute on
Out-of-School Time, 2001). ERIC Digest describe algunos tipos de programas
extracurriculares y discute la nueva investigación sobre quien participa en
ellos, además de los efectos de esta participación en el rendimiento escolar de
los niños.
Existe una diversidad de tipos y características de
programas extracurriculares en los Estados Unidos, lo que dificulta el poder
evaluar con certeza si este importante aspecto de la educación escolar se esta
aprovechando como debería.
Los programas extracurriculares son patrocinados y
manejados por negocios con fines lucrativos, organizaciones comunitarias,
escuelas públicas, escuelas privadas, grupos religiosos y por agencias
gubernamentales como son los departamentos municipales de parques y recreo.
Pero lo más importante y preocupante, con respecto al
impacto de estos programas de edad escolar sobre el ajuste académico de los niños,
es que los programas extracurriculares varían en términos de sus filosofías,
metas y planeamiento.
Muchos programas se conforman en continuar la tradición
de proporcionar lugares seguros para la diversión de los niños. Tales programas
de recreo tienden a enfatizar actividades físicas, pero de tipo deportivas.
Otros programas se enfocan en temas académicos a través
de la enseñanza de materias escolares y de talleres de tareas. Otros programas
se concentran en el enriquecimiento de experiencias culturales, proporcionando
a los niños oportunidades para desarrollar sus habilidades e intereses en
actividades como la danza, la música, la ciencia o la artesanía fina. Algunos
programas abarcan metas múltiples y ofrecen una variedad de actividades.
Estudios anteriores de programas extracurriculares
presentaron resultados inconsistentes al comparar a los niños que asistían a
programas con los que no asistían. Los investigadores han determinado que donde
van los niños, lo que hacen después de los horarios del día escolar y como serán
afectados por las actividades, dependen de las características de los niños,
las familias, las comunidades y los programas.
En general, entre el primer grado y el quinto, la participación
de los niños en programas extracurriculares formales declina, mientras que su participación
en lecciones y en el auto-cuidado aumenta marcadamente. La madurez de los niños
y su ajuste anterior también predicen sus actividades extra-escolares.
Por ejemplo, un estudio de niños de bajos ingresos
hallo que los niños con mejores habilidades académicas en el tercer grado tenían
mas probabilidad de seleccionar y asistir a actividades de enriquecimiento en
el quinto grado y menos probabilidad de perder tiempo con sus compañeros en
ambientes no supervisados.
El mismo estudio hallo que los niños menos adaptados tenían
mas probabilidad de quedarse en programas formales de cuidado infantil hasta el
quinto grado, probablemente porque sus padres reconocieron la necesidad de
tenerlos supervisados (Posner & Vandell, 1999).
Otro factor en
las actividades de los niños después del día escolar es el sexo de ellos. Los
varones participan en más actividades deportivas que las niñas y las niñas se
dedican mas a cuestiones académicas, proyectos de arte y la sociabilidad
(Hofferth & Jankuniene, 2001; Posner & Vandell, 1999).
La raza podría ser otro factor mas en la participación
de los niños. En un estudio, la participación en programas era similar entre
estudiantes del tercer grado blancos y afro-americanos, pero para el quinto
grado el numero de niños blancos que asistían a programas se reducía dramáticamente
mientras que el numero de niños afro-americanos se incrementaba (Posner &
Vandell, 1999).
Los padres con niveles más altos de preparación
académica y de mayores ingresos tienden a influir para que sus hijos participen
en actividades educativamente beneficiosas, y pueden pagar mas clases de
enriquecimiento cultural que los padres con niveles más bajos de preparación e
ingresos.
Sin embargo, algunos padres que
viven en centros urbanos gastan cantidades grandes de energía en procurar
recursos para sus hijos. La asistencia a programas extra-escolares proporciona
a los niños de familias de bajos ingresos un acceso a los tipos de actividades
de enriquecimiento cultural experimentadas típicamente por los niños de la
clase media (Hofferth & Jankuniene, 2001).
Las características comunitarias también
se relacionan con quienes participan y como les afecta esta participación.
La escasez de programas es mas
notable en áreas urbanas y rurales y los programas para niños de familias de
bajos ingresos lidian con recursos y financiamiento limitados. Estas limitaciones afectan su calidad (Halpern, 1999; National Institute on
Out-of-School Time, 2001).
Alguna evidencia indica que los
programas extra-escolares son más beneficiosos para niños de comunidades de
alto riesgo que para niños de la clase media.
[Traduccion:
Theresa Arellano]
PARA MAS INFORMACION
Alexander, D. (2000). THE
LEARNING THAT LIES BETWEEN PLAY AND ACADEMICS IN AFTER-SCHOOL PROGRAMS
[Online]. Wellesley, MA: National Institute on Out-of-School Time. Available:
http://www.niost.org/activity.html.
Brimhall, D., Reaney, L.,
& West, J. (1999). PARTICIPATION OF KINDERGARTNERS THROUGH THIRD-GRADERS IN
BEFORE- AND AFTER-SCHOOL CARE. STATISTICS IN BRIEF. Washington, DC: U.S. Department
of Education, Office of Educational Research and Improvement. ED 433 147.
Halpern, R. (1999).
After-school programs for low-income children: Promises and challenges. FUTURE
OF CHILDREN, 9(3), 81-95. EJ 600 564.
Hofferth, S. L., &
Jankuniene, Z. (2001). Life after school. Educational Leadership, 58(7), 19-23.
Hynes, K., O'Connor, S., &
Chung, A. (2000). LITERACY: EXPLORING STRATEGIES TO ENHANCE LEARNING IN
AFTER-SCHOOL PROGRAMS [Online]. Wellesley, MA: National Institute on
Out-of-School Time. Available: http://www.niost.org/literacy.html.
National Institute on
Out-of-School Time. (2001, March). FACT SHEET ON SCHOOL-AGE CHILDREN'S
OUT-OF-SCHOOL TIME [Online]. Wellesley, MA: National Institute on Out-of-School
Time. Available: http://www.niost.org/fact_sheet_01.pdf.
Pettit, G., Laird, R. D.,
Dodge, K. A., & Bates, J. E. (1997). Patterns of after-school care in
middle childhood: Risk factors and developmental outcomes. MERRILL-PALMER
QUARTERLY, 43(3), 515-538. EJ 554 329.
Pierce, K. M., Hamm, J. V.,
& Vandell, D. L. (1999). Experiences in after-school programs and
children's adjustment in first-grade classrooms. CHILD DEVELOPMENT, 70(3),
756-767. EJ 595 706.
Pierce, K. M., & Vandell,
D. L. (1999, March). SAFE HAVEN PROGRAM EVALUATION. Madison: University of
Wisconsin Center for Educational Research. Available from Deborah Lowe Vandell
(dvandell@facstaff.wisc.edu).
Posner, J. K., & Vandell,
D. L. (1999). After-school activities and the development of low-income urban
children: A longitudinal study. DEVELOPMENTAL PSYCHOLOGY, 35(3), 868-879. EJ
586 559.
Vandell, D. L., & Shumow,
L. (1999). After-school child care programs. FUTURE OF CHILDREN, 9(3), 64-80.
EJ 600 563.
Referencia¸
http://www.ericdigests.org/2002-3/efectos.htm