La asistencia es un factor
importante en la evaluación de los efectos de programas extra-escolares sobre
el ajuste escolar de los niños. Algunos investigadores (Pettit et al., 1997)
hallaron que los maestros de los niños que participaban en algunas actividades
(de una a tres horas al día) después del día escolar, los calificaron con
mejores habilidades sociales y menos problemas con el comportamiento impulsivo
que los niños que, o no participaban en ninguna actividad o lo hacían en mas
actividades cada semana. Pierce y Vandell (1999) demostraron que niños
expuestos a riesgo académico que asistían con más frecuencia a programas
extra-escolares, comparados con niños que asistían con menos frecuencia,
desarrollaban mejores hábitos de estudio en sus salones de clase, asistían a la
escuela más frecuentemente y se adherían a estrategias menos agresivas para
resolver conflictos con sus compañeros. La asistencia al programa se
relacionaba con la calidad del programa. Ese estudio y otros hallaron que los niños
se resisten a asistir a programas con personal negativo y actividades
limitadas, aburridas e inflexibles.
Algunas investigaciones han
establecido vínculos entre aspectos del programa que se pueden regular,
interacciones entre adultos y niños, actividades en programas y el ajuste del niño
a la escuela. Proporciones más bajas entre adultos y niños y niveles más altos
de preparación del personal se asocian con interacciones mas positivas, menos
negatividad y actividades mas flexibles y apropiadas para la edad en programas
extracurriculares. Pierce, Hamm, y Vandell (1999) hallaron que los maestros en
los salones de clase comunicaron menos problemas con el comportamiento de los niños
varones cuando el personal presentaba una actitud mas positiva con los niños en
sus programas extra-escolares. La exposición a climas emocionales mas negativos
en programas extra-escolares se asociaba con calificaciones mas bajas en
lectura y matemáticas para niños varones. Los maestros de primer grado de los niños
que asistían a programas donde se les permitía hacer su propia selección de
actividades, los calificaron con mas habilidades sociales con sus semejantes en
el salón de clase respecto a los niños matriculados en programas menos
flexibles.
Las actividades especificas de las
que los niños participan después del día escolar se asocian con el lugar donde están
al fin del día escolar y con su nivel de éxito en la escuela.
No es una sorpresa que la lectura
hecha en las horas extra-escolares es la actividad que mas predice el logro
estudiantil más alto.
A lo largo de la escuela primaria,
los niños en una muestra nacionalmente representativa, estudiaban y leían mas
en casa que en los programas (Hofferth & Jankuniene, 2001).
Por otra parte, varios
investigadores han hallado que los niños ven mucho más la televisión en casa después
del día escolar que en los programas extracurriculares. El tiempo que pasan
mirando la televisión se ha asociado en numerosos estudios con el logro más
bajo respecto a la lectura y con problemas más frecuentes relacionados al
comportamiento entre los niños.
Posner y Vandell (1999) estudiaron a
niños urbanos de bajos ingresos y de la clase obrera, y encontraron que los que
asistían a programas extra-escolares participaban en mas actividades
extracurriculares no deportivas de tercer grado a quinto y en mas actividades académicas
en los grados tercero y cuarto respecto de los niños no participantes.
Luego, investigaron el ajuste de niños
de quinto grado basado en como habían pasado sus horas extra-escolares durante
un periodo de tres anos. Entre los niños afro-americanos de bajos ingresos de
la muestra, el tiempo pasado en actividades extracurriculares no deportivas después
del día escolar se asociaba, según sus maestros, con el mejor ajuste emocional
en la escuela, el tiempo pasado en socializar se asociaba con mejores
calificaciones académicas y hábitos de estudio, y el tiempo pasado en deportes
entrenados se asociaba con mas bajas calificaciones académicas (Posner &
Vandell, 1999). Entre los niños blancos de la muestra, el tiempo pasado afuera
en actividades no estructuradas se asociaba con mas bajas calificaciones en el boletín
o reporte escolar, inferiores hábitos de estudio, y, según sus maestros,
inferior ajuste emocional en la escuela.
CONCLUSIONES
La investigación indica que:
Los niños de ambientes de alto riesgo tienen más para
ganar de programas extra-escolares en términos de oportunidad educacional, pero
menos acceso a programas extra-escolares.
Los hallazgos de la investigación también indican que
si los beneficios educativos son la meta de los programas extra-escolares,
entonces hay que enfocar la atención a la calidad de los programas y las
actividades que se ofrecen.
Que los programas para que proporcionen mayores
efectos positivos deben tener:
Primero, un clima emocional positivo, libre de supervisión
adulta severa, punitiva y autoritaria,lo que debería incrementar la asistencia.
Los programas no pueden beneficiar a los niños que no asisten o que se resisten
a participar.
Segundo, las necesidades y los intereses cambiantes de
niños mayores en la escuela primaria, se tienen que considerar en el
planeamiento de los programas. Tercero, los expertos advierten que la meta de
mejorar el rendimiento escolar de los niños no necesariamente se conseguiría al
prorrogar el día escolar con lecciones y rutinas tradicionales del salón de
clase. Alguna investigación sugiere que darles opciones en actividades,
ocuparlos en actividades de enriquecimiento y sustentar la socialización de los
niños con sus compañeros, pagara dividendos académicos.
Proyectos (Alexander, 2000) y actividades como la música,
el arte, el teatro, las computadoras, leer por placer y escribir para un público
(Hynes, O'Conner, & Chung, 2000; Vandell & Shumow, 1999), ofrecen la
posibilidad de realzar el aprendizaje de los niños, pero los beneficios de
estos aun se necesitan verificar por medio de la investigación.